No dejo de sorprenderme de lo maravilloso que es la inocencia, la curiosidad y como esto da paso a infinidad de posibilidades.
Hoy mis niños me han recordado algo grande, que nunca deje de hacer “eso” que me ensancha el corazón aunque el mundo aparentemente no lo entienda.
¿Cuántas veces nos limitamos por eso?
¿Cuántas veces actuamos como se supone que nos van a querer más?
¿Cuántas veces dejamos de hacer lo que nos hace disfrutar por estar dedicada completamente al otro?
Porque tal vez esto nos evite encontrarnos con la culpa, esa culpa que hemos aprendido desde muy pequeñas, una enseñanza que también aprendieron nuestras madres, abuelas,etc. esa culpa ligada a los momentos de bienestar, autocuidado y disfrute, esa culpa que pone en contraposición ser madre y dedicarte tiempo a tu propio cuidado.
¿Cuántas veces las prisas del mundo nos invitó a dejar de nuevo de lado ese espacio para nosotras?
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Cuando eres natural, me gusta mirarte más y aprender de ti porque es la forma que tengo de verme también y poder salir.
Cuando eres curiosa me transmites que no me conforme y que busque lo que encaja conmigo.
Cuando eres espontánea, me das la oportunidad de serlo también.
Este es el mensaje que he recibido de mis hijos, de manera silenciosa, observadora y muy presente, este es el mensaje que recibo de ellos cuando dedico aunque sea solo unos minutos a hacer lo que me hace brillar, en este caso ha sido al sentarme solo 10min. en la cama a dibujar.
Ellos se quedaron simplemente observando, te hablo de eso en el ebook “La Magia de Crear en famila”, aquí tienes el enlace:
Cuando disfrutas de las pequeñas cosas, te veo brillar.
Esto no pasa siempre, hay diferentes días y formas en que se desarrollan estos espacios, pero cuando pasa esto, toca un click dentro y estos click contribuyen a que nos mantengamos conectadas a nuestra propia esencia, porque nuestro “para que” de estos espacios cobran un sentido mayor, cada una conectará con su propio “para qué”, el que a mi me mueve es que ellos, mis hijos, no se olviden nunca de ellos mismos, no se olviden de cuidarse y respetarse, porque con eso dan la oportunidad a los demás de que tamién lo hagan.
Te lo digo a ti, si, aunque sé que ya lo sabes, te lo recuerdo igual que mis peques me lo recuerdan a cada momento.
Cuando estás alegre, disfrutando de las pequeñas cosas, me recuerdas que observe todas las maravillas que están a mi alrededor y lo afortunada que soy.
Cuando abrazamos nuestras pasiones, nuestra sensibilidad como el maravilloso regalo que es, invitamos a los demás a que también lo hagan…
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Este es un Dragón Rojo, mi preferido, porque es auténtico , como él no hay ninguno a la vez que hay miles (obra de uno de mis hijos).
Como tu no hay nadie, aunque somos muchas.
Hoy mis niños me recordaron que siga pintando, que siga disfrutando de mi niña.
Y tú, si quieres retornar a esa “solo tú” que eres te invito a que cada día te regales un ratiro para tí , en el ebook que te comenté tienes alguna idea si aún no sabes como empezar.